Escena III
Dichos. MONCADA, que sale por la derecha, muy caviloso y triste; después HUGUET.
MONCADA.— (¡Qué ansiedad! ¡Lo que tarda Huguet!...) JAIME.— Señor don Juan...
MONCADA.— ¡Ah, Jaime! (con indiferencia.) ¿Qué tal? ¿Y tu mamá? JAIME.— Ha venido conmigo y con Daniel.
GABRIELA.— ¿Sabes, papá?... La Marquesa alquila una de las casitas de abajo...
MONCADA.— (que no se ha fijado en lo que Jaime y Gabriela le han dicho.) Dime: ¿me traes alguna mala noticia? JAIME.— (sorprendido.) ¿Mala noticia? MONCADA.— ¿No?... Es que... Hace días que no entra aquí una persona sin anunciarme algún desastre.
JAIME.— ¡Don Juan! MONCADA.— Cuantas desdichas pienso, suceden. Toda la mañana me la llevo...
pensando que ha caído un rayo en mi casa de Barcelona.
JAIME.— ¡Qué disparate! MONCADA.— (viendo salir a Huguet por el fondo.) ¡Ah!, gracias a Dios.
GABRIELA.— (aparte a Jaime.) (Huguet... estamos demás aquí.) (Retírase por la izquierda. Jaime la sigue.) JAIME.— (reparando en la expresión sombría del rostro de Huguet.) (Mal cariz tiene el agente.) GABRIELA.— (ordenando a Jaime que salga por el parque.) Tú por allí... (Vanse.)