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La Loca de la Casa: Escena XIV

La Loca de la Casa
Escena XIV
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table of contents
  1. Portada
  2. Información
  3. Comedia en cuatro actos
  4. Personajes
  5. Acto primero Salón de planta baja en la torre o casa de campo de Moncada, en Santa Madrona.— Al fondo, galería de cristales que comunica con una terraza, en la cual hay magníficos arbustos y plantas de estufa, en cajones.— En el foro, paisaje de parque, frondosísimo, destacándose a lo lejos las chimeneas de una fábrica.— A la derecha, puertas que conducen al gabinete y despacho del señor de Moncada.— A la izquierda, la puerta del comedor, el cual se supone comunica también con la terraza.— A la derecha de esta, se ve el arranque de la escalera, que conduce a las habitaciones superiores de la casa y al oratorio.— A la derecha, mesa grande con libros, planos y recado de escribir.— A la izquierda, otra más pequeña con una cestita de labores de señora.— Muebles elegantes.— Piso entarimado.— Es de día.
    1. Escena primera
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
  6. Acto segundo La misma decoración del acto primero.
    1. Escena primera
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
    16. Escena XVI
    17. Escena XVII
    18. Escena XVIII
    19. Escena XIX
  7. Acto tercero
    1. Escena primera
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
    16. Escena XVI
    17. Escena XVII
    18. Escena XVIII
    19. Escena XIX
  8. Acto cuarto
    1. Escena primera
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
    16. Escena XVI
    17. Escena última
  9. Autor
  10. Otros textos
  11. CoverPage

Escena XIV

DANIEL, solo.

¡Y mi madre acepta esto! ¡Qué locura! Buscando ciegamente su salvación, llama a la puerta misma del enemigo, de ese monstruo, encarnación de Satanás maldito.

(Con desaliento.) ¡Ah!, mi pobre madre no tiene fe, no sabe abrazarse a la desgracia; no sabe encariñarse con la pobreza, despreciar los bienes transitorios; no comprende el inmenso triunfo moral de ser pisoteada por la bestia... ignora que morir en la humillación es resucitar en la verdad... (Pausa. Recorre la habitación inquietísimo.) No sé qué tufo del infierno se respira en este caserón, guarida de la fiera rapaz y sanguinaria... No sé cómo Victoria... (Asaltado de una idea penosa.) ¡Ah!, mujer enigmática, esfinge en cuyos ojos no puedo leer, porque ni miras siquiera... Tu incomprensible matrimonio perturbó mi alma... Quiero entenderlo, y... ¡Más fácil es desentrañar los misterios del dogma! Cambiaste la humilde vestidura del Socorro por las galas de boda... ¡Dicen que padeces horriblemente, que eres mártir...! (Con sarcasmo.) ¡Mártir! Las santas gloriosas que en otro tiempo regaron con su sangre el árbol de la fe, cuando anhelaban el martirio pedían a Dios que les deparase un verdugo; jamás le pidieron un marido... (Confuso.) No sé, no sé qué mujer es esta; y cuando quiero tenerla por sublime se ofrece a mis ojos como la más vulgar de las criaturas. (Meditando.) ¡Quién sabe...! Sí... sí... lo que digo, se dejó contaminar del mal de la época, del infame positivismo... ¡Oh!, esta idea remueve en mí sedimentos que creí estancados, inertes en el fondo de mi ser... (Pausa.) Dinero del rico avariento, del que no ama, del que no compadece, del que impasible ve rodar ante sí la miseria y el dolor; materia vil, instrumento de iniquidades, no me quemarás mucho tiempo las manos... Se lo devuelvo para que vea que si ella vende su conciencia, nosotros no... No podemos... (Mirando por la izquierda.) Quisiera verla para darle esta tremenda lección... No me atrevo a penetrar allá...

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