Escena IX
DANIEL, CRUZ, JORDANA; después una HERMANA DE LA CARIDAD.
JORDANA.— (asustado.) (¡Daniel aquí!) CRUZ.— (¡El clérigo!) (A Jordana con desabrimiento.) Y en fin, ¿para que me trae usted aquí? (Daniel y Cruz se miran con rencor.) JORDANA.— Señores, yo les ruego... Por Dios, tengan presente la santidad del lugar...
DANIEL.— (La presencia de ese hombre me vuelve al estado de condenación...
¡Oh!, ¿dónde está mi madre? No viéndola, el odio me enardece, mi razón se nubla... Yo quiero matar a ese hombre, o que él me mate a mí.) JORDANA.— (como queriendo llevarse a Daniel.) Querido Marqués...
DANIEL.— Déjeme.
JORDANA.— (a Cruz.) Yo creo que con una la explicación...
CRUZ.— (rechazándole con sequedad.) ¿Qué sabe usted? LA HERMANA.— (que entra presurosa por el claustro.) Don Manuel, don Manuel, el prior de San Francisco, y seis padres... Dirígense a la iglesia.
JORDANA.— (muy apurado.) Avise usted... ¿Ha llegado mi familia?... ¿El niño...? LA HERMANA.— Arriba están, en el cuarto de la Superiora. (Vase la Hermana.) JORDANA.— (inquietísimo, sin saber a dónde acudir primero.) Abajo, la madrina... los de casa, arriba... los frailes, por allá... los convidados, en completa dispersión... el buffet, sin arreglar... estos, con gana de pelea... (Óyese repique de campanas.) El prior entra... ¡A dónde acudir! (Mirando a Cruz y a Daniel.) ¿Y a mí qué? Mátense en buen hora. (Entra presuroso en la iglesia. Cesa el toque de campanas.)