Skip to main content

Realidad: Escena II

Realidad
Escena II
    • Notifications
    • Privacy
  • Project HomeBenito Pérez Galdós - Textos casi completos
  • Projects
  • Learn more about Manifold

Notes

Show the following:

  • Annotations
  • Resources
Search within:

Adjust appearance:

  • font
    Font style
  • color scheme
  • Margins
table of contents
  1. Portada
  2. Información
  3. Realidad
  4. Dramatis personae
  5. Jornada I
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
  6. Jornada II
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
  7. Jornada III
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
  8. Jornada IV
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
    16. Escena XVI
  9. Jornada V
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
  10. Autor
  11. Otros textos
  12. CoverPage

Escena II

Los mismos, SANTANITA.

Ábrese la puerta y aparece SANTANITA, el cual, al ver a los dos amigos, retrocede asustado y como si quisiera volver a meterse en el portal.

FEDERICO.— (con súbita ira.) ¡Rayos y demonios!... ¡Eh!... ¿Quién es usted? (Echándole mano al pescuezo.)

SANTANITA.— (con terror suplicante.) ¡Ay!, ¡ay!... por Dios, D. Federico, no me mate usted.

FEDERICO.— Badulaque, mequetrefe, tú vienes de mi casa. (Le sujeta con nerviosa energía. INFANTE interviene en ademán pacífico.)

INFANTE.— ¡Por Dios... Calma...! ¡Qué atrocidad! (Tratando de calmar a su amigo.)

FEDERICO.— Si no fuera quien soy, le ahogaría... ¡Miserable! ¿Qué hacías en esta casa?

SANTANITA.— ¡Señor, óigame usted...! (Anonadado y trémulo.) Subí sin más objeto qua hablarle... por el ventanillo... nada más. Yo se lo juro... y puede usted comprobarlo arriba.

INFANTE.— Basta... Retírese usted.

FEDERICO.— (soltándole.) Sí... que se vaya... La escena es repugnante. (Mirando a SANTANITA con desprecio.) ¡Qué ignominia! Si en vez de ser un bicho, fuera un hombre, acabaría con él, puesto que no hay tribunales que castiguen estas infamias.

INFANTE.— Concluyamos. (A SANTANITA.) ¿Todavía está usted aquí?

FEDERICO.— Ya has oído, muñeco, que no me rebajo a castigarte. Otra cosa será si llego a cogerte en mi casa.

INFANTE.— Largo... Se acabó la cuestión.

SANTANITA.— (recogiendo su sombrero, que en la refriega se le ha caído.) Don Federico, usted abusa de su posición. No es caballero todo el que lo parece, ni para serlo basta llevar sombrero de copa. Puesto que usted se pone en ese terreno, a él iremos todos. (Se aleja.)

FEDERICO.— (sin poder contenerse.) ¡Pues no se atreve...!, ¡ni me provoca...!

INFANTE.— (sujetándole.) Déjale, por Dios. Ya ves que huye.

SANTANITA.— (desde lejos.) Don Federico, usted se empeña en luchar con la corriente, imponiendo a todo el mundo su quijotismo, y usted se fastidiará. (Vase, calle abajo.)

Annotate

Next / Sigue leyendo
Escena III
PreviousNext
Powered by Manifold Scholarship. Learn more at
Opens in new tab or windowmanifoldapp.org