Skip to main content

La de San Quintín: Escena XIV

La de San Quintín
Escena XIV
    • Notifications
    • Privacy
  • Project HomeBenito Pérez Galdós - Textos casi completos
  • Projects
  • Learn more about Manifold

Notes

Show the following:

  • Annotations
  • Resources
Search within:

Adjust appearance:

  • font
    Font style
  • color scheme
  • Margins
table of contents
  1. Portada
  2. Información
  3. PERSONAJES y ACTORES
  4. ACTO I
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
  5. ACTO II
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
    8. Escena VIII
    9. Escena IX
    10. Escena X
    11. Escena XI
    12. Escena XII
    13. Escena XIII
    14. Escena XIV
    15. Escena XV
    16. Escena XVI
    17. Escena XVII
    18. Escena XVIII
    19. Escena XIX
  6. ACTO III
    1. Escena I
    2. Escena II
    3. Escena III
    4. Escena IV
    5. Escena V
    6. Escena VI
    7. Escena VII
  7. Autor
  8. Otros textos
  9. CoverPage

Escena XIV

ROSARIO, VÍCTOR, que aparece por la izquierda, segundo término, momentos antes de salir DON CÉSAR, y se detiene acechando su salida.

VÍCTOR.— Se fue... Paréceme que hablaban ustedes con cierta agitación. ¿Qué ocurre?

ROSARIO.— (Turbada y confusa.) Nada, no...

VÍCTOR.— (Cogiendo las latas.) ¿Llevo esto?

ROSARIO.— (Se las quita.) No, ahora no, ¡Dios mío, lo que he hecho! (Lávase precipitadamente las manos en la jofaina.) Víctor, perdóname. No, no me perdonarás... Imposible.

VÍCTOR.— (Alarmado.) ¿Pero qué...? ¿Qué hace usted?...

ROSARIO.— Ya ves: lavarme las manos, como Pilatos... digo, no; soy culpable... las tengo ensangrentadas.

VÍCTOR.— (Sin comprender.) ¡Rosario!

ROSARIO.— ¡Ay, Víctor de mi alma! La verdad sobre todo... ¿No piensas eso tú?

VÍCTOR.— Sí.

ROSARIO.— ¿Siempre, y en todo caso?

VÍCTOR.— Siempre, siempre.

ROSARIO.— (Dejando la toalla, corre hacia VÍCTOR y le pone ambas manos en el pecho, interrogándole con mirar cariñoso.) ¡Víctor!

VÍCTOR.— ¿Qué?

ROSARIO.— ¿Me querrás siempre, siempre?

VÍCTOR.— (Fascinado y sin saber qué responder.) ¡Rosario!

ROSARIO.— ¡Pero qué loca estoy, Dios mío! Le tuteo a usted... ¡Qué inconveniencia!

VÍCTOR.— Es la verdad que hierve y sale...

ROSARIO.— Sí, sí... Y ahora, vuelvo a repetir: ¿me querrá usted siempre, siempre, a pesar de...?

VÍCTOR.— (Vivamente.) ¿A pesar de qué?

ROSARIO.— De... de esto. Porque el cariño de usted es lo que más estimo en este mundo; y estoy condenada, sí (Con vivísima emoción.) , a que usted me aborrezca.

VÍCTOR.— ¿Yo...? ¡Qué desvarío! ¡Pero qué...! ¿Llora usted?

ROSARIO.— (Secando sus lágrimas.) No, no.

VÍCTOR.— (Con pasión.) Impóngame usted los mayores sacrificios, la esclavitud más dura; sométame a pruebas dolorosas. Este amor no me parecerá bastante puro y grande si no padezco por él agonías de muerte.

ROSARIO.— (Con profunda tristeza.) No pida usted pruebas. Ya vendrán.

VÍCTOR.— Pero explíqueme usted...

ROSARIO.— No puedo decir nada. Me voy...

VÍCTOR.— (Queriendo detenerla.) No...

ROSARIO.— ¡Oh, déjeme usted...! Ahora voy... al horno. (Con risa forzada.) Ya ve usted, tengo que llevar... (Señalando las dos latas de masa.) y quiero ver cómo ha salido mi hornada... Adiós... adiós.

(Se aleja rápidamente por la izquierda, segundo término.)

Annotate

Next / Sigue leyendo
Escena XV
PreviousNext
Powered by Manifold Scholarship. Learn more at
Opens in new tab or windowmanifoldapp.org