UNA SOCIEDAD INMISERICORDE:
LA DISCAPACIDAD EN LA SOCIEDAD DE TRISTANA
Caroll Rodriguez Ruiz
Este estudio explora la discapacidad en la sociedad de Tristana por medio de “las limitaciones” que Galdós crea en su protagonista. Galdós clasifica a la protagonista como “una belleza sentada... ya para siempre sentada, una mujer de medio cuerpo, un busto y nada más” (Tristana, Cap. XXVI). Esta cita ejemplifica el paralelismo entre el género femenino y los individuos con discapacidades; revela la opinión que la sociedad de Galdós tiene de estos dos grupos. Tristana es reducida superficialmente a su condición de objeto sexual y a su discapacidad. No obstante, no es Don Lope ni Horacio quiénes describen a Tristana de esta manera. Galdós usa a la misma Tristana para categorizarse de esta forma. Argumento que este acto supone una estrategia por parte del autor tiene para proteger a sí mismo y sus personajes masculinos. Además, revela la posición superior que los hombres tenían social y económicamente, y la manipulación que poseían sobre el género femenino. Igualmente, expone la inadvertida mentalidad de la sociedad en la que vivía Tristana porque la paralizan, encadenada a una silla y a un espacio, del cual esperan que nunca abandone. Las bajas expectativas que tienen de Tristana son causadas por la pérdida de su pierna e incrementada por su sexo. El proyecto se desarrollará usando los siguientes puntos: las clasificaciones en la discapacidad y el paralelismo entre la experiencia de la mujer y el individuo con discapacidades. El tema en discusión es significativo puesto que examina el progreso de la sociedad desde los tiempos de Galdós hasta el siglo XIX.
En Tristana los personajes femeninos son introducidos usando aspectos físicos. Galdós explica que Saturna tiene características que son propias de un hombre, tiene ojos negros, es alta y delgada. Por el contrario, en Tristana se nota la juventud, el tono de su tez blanca, la belleza de sus labios y sus manos, entre otras cosas. Somos testigos de los pensamientos de un hombre hacia una mujer en dicha sociedad. Con estas observaciones superficiales podemos ver el sexismo de la mirada masculina que se limita a atender lo físico. No es hasta unos capítulos más tarde que se revelan las características que hacen de Tristana una gran mujer. Es por su propio mérito que se le conoce profundamente, ella misma se da a conocer.
La objetivación de Tristana es evidente desde el comienzo. El autor compara a la protagonista con un objeto que es propiedad de don Lope, un hombre: “[ella] le pertenecía como una petaca, un mueble o una prenda de ropa, sin que nadie se la pudiera disputar; ¡y ella parecía tan resignada a ser petaca, y siempre petaca...!” (Capítulo I). Al reducir a Tristana a un objeto, le quita la vida. Galdós nos demuestra la despersonalización en su protagonista. Asimismo, nos revela la manipulación tan grande que el género masculino tenía sobre las mujeres, porque Tristana demuestra estar resignada con su vida en ese momento. Aunque el autor decide introducir a estas dos mujeres por sus aspectos físicos, también se puede argumentar que lo hace con Don Lope de igual manera. Sin embargo, a Don Lope lo describe más allá de su edad, su altura y color de ojos. A Don Lope se le identifica la personalidad y los logros de faldas. Galdós expone que la mujer le pertenece al hombre, lo clarifica cuando menciona que Tristana es el objeto de Don Lope. El hombre es el que describe, es el dueño, es el que triunfa. Por medio de estas exposiciones de personajes Galdós expone la visión limitada que la sociedad tenía de las mujeres.
Del mismo modo que las mujeres, los individuos con discapacidades son presentados por sus características físicas. Es más, Galdós nunca usa la palabra discapacidad para describir a estas personas. En Tristana, estos individuos son clasificados específicamente por el límite qué les ha causado una extremidad o un órgano: “A la sazón pasaron por allí… los sordomudos, en grupos de mudo y ciego...” (Capítulo VII). Además, el autor logra revelar la manera en que la sociedad reducía a estas personas usando el diminutivo: “muditos”. También, estas personas son deshumanizadas cuando Galdós describe sus expresiones como aburridas y muertas. Él tampoco les da nombre proprio, los etiqueta por la discapacidad la cual argumenta les ha quitado la humanidad. En los últimos capítulos de la novela Tristana también experimenta esta caracterización, la cual añade a la visión construida que la sociedad tenía de las mujeres. Al perder la pierna, todos los personajes se refieren a Tristana como “coja” o “cojita”. Aparte de ser mujer y tener limites por su sexo, la sociedad la minimiza aún más, solo la reconocen por la perdida de su extremidad. Claramente podemos observar esta deshumanización cuando Galdós dice: “La señora coja hizose popular...la consideraban parte integro del edificio y aun de la institución” (Capítulo XXVIII). El autor no la llama por su nombre, sino que la llama “señora” un término que usualmente demuestra respeto, pero yo argumento que aquí se nota la insignificancia que le dan a Tristana. El narrador describe a las personas discapacitadas en el capítulo VII específicamente por medio del énfasis que se presta a la carencia de una extremidad, los límites de movilidad o la falencia de algún sentido, y vuelve a usar esta estrategia con Tristana cuando la llama “coja” e “inválida”. Este hecho explica la mentalidad limitada de la sociedad de la época, porque todavía no habían llegado a la conclusión de que esos términos eran ofensivos, puesto que minimizan a las personas. No obstante, vuelve a mencionar que la comunidad, al igual que Don Lope, considera a Tristana como un objeto “parte del edificio”. Podemos ser testigos de esta expectativa cuando el narrador dice: “Por fin, la levantaron, y el estrecho gabinete en que la probe inválida pasaba las horas, embutida en un sillón, fue convertido en taller de pintura.” (Capítulo XXVII). Es decir, no esperan que Tristana salga de la casa ni que se mueva del lugar en donde está, ahora es parte del sillón; ambos son inmóviles. Concluyó que la sociedad infravalora a Tristana no solo por ser mujer sino porque al final ella pierde una extremidad.
Más allá de lo físico, el autor también revela las expectativas que la sociedad tenía de una persona con discapacidades. El texto indica que las enfermedades, igual que las discapacidades, eran consideradas como un castigo de Dios. En el capítulo XIX Tristana le escribe a Horacio diciéndole: “No he sido tan mala qué este castigo merezca. ¿Qué crimen he cometido? ¿Quererte? ¡Vaya un crimen!” (Capítulo XIX). La sociedad castiga a Tristana por haber tenido relaciones sexuales afuera del matrimonio. Además, es condenada por tener pensamientos fuera de lo común, como el deseo de explorar diferentes áreas de trabajo. Para Sara Muñoz-Muriana, “Tristana is a normal (as in whole) female body who does not follow the norm...As a disabled body, however, she will be pinned down by the norm…” (488). Galdós ¿diseña /elige? esta amputación para robarle la libertad a Tristana. La discapacidad es estratégicamente utilizada como un castigo que exime al hombre de su responsabilidad en el contexto de discriminación. Los hombres de este siglo no podían soportar que una mujer tuviera ambición y quisiera exigir su voluntad sobre su cuerpo y sobre su futuro. Asimismo, podemos observar cómo esta estrategia deseaba crear una limitación en Tristana, puesto que la sociedad tampoco creía que las personas con discapacidades eran capaces de funcionar y ser parte activa de una comunidad. Resuelvo que con estas acciones la sociedad revela su mentalidad limitada en cuanto al avance de la mujer y los individuos con discapacidades.
Se puede inferir que la sociedad no esperaba nada de las personas discapacitadas. Cuando el narrador describe a los sordomudos que Tristana encuentra en uno de sus típicos paseos de domingo, y nos dice: “Se entendían por el tacto con tan endiabladas garatusas, que causaba maravilla verlos hablar” (Capítulo VII). Tan bajas eran las expectativas de la sociedad representada, que Tristana se sorprendió de ver a dos personas con “límites” poder comunicarse. Para Tristana y para Galdós parecían ser “limitaciones”, pero para los que nacieron con dichas “limitaciones” era parte de su diario vivir. Ellos tenían su propia forma de comunicación, aunque la comunicación les pareciera “endiablada” a otras personas simplemente porque era diferente. La admiración que Tristana siente por estos dos individuos por algo que probablemente ellos consideraban normal en su diario vivir no se consideraba como algo ofensivo en tiempos de Galdós. Sin embargo, esas miradas todavía existen en el siglo XX. Son ofensivas, aunque la mayoría de la población todavía no sea consciente de ello. No obstante, en ese mismo capítulo el autor declara que los ciegos no pudieron jugar con los demás niños, no eran incluidos en las actividades porque se pensaba que no eran capaces de participar. El narrador también infiere que estas personas con discapacidades son incapaces de ser felices: “algunos se permitían sonreír como si vieran” (Capítulo VII). Como observante, él asume que ellos no pueden ser felices a causa de los límites que la discapacidad les impone, algo que argumento solo es opinión de la sociedad. Aunque al principio la ceguera les pudo haber causado dolor y tristeza, parece que han aprendido a vivir con esos “límites” y por eso se permiten sonreír. El narrador vuelve a inferir esta infelicidad con el decaimiento de ánimo que ocurre en Tristana cuando se enferma y termina teniendo una amputación. Tristana estaba llena de vida y gozo después de haber conocido el amor en Horacio, era tanta la felicidad que hasta hubo momentos en los que lloraba de alegría. Además de descubrir el amor, ella empezaba a descubrir su libertad como mujer, lo cual la llenaba aún más de vida que el amor que le tenía a Horacio. Sin embargo, al perder la pierna ella empieza a demostrar tristeza y depresión, pero concluyó que todavía es capaz de encontrar la felicidad a pesar de la discapacidad. Un ejemplo de esta capacidad es su dedicación a la música. En el capítulo XXVII Tristana desarrolla el talento de tocar el órgano y la música crea en ella una resurrección, le devuelve la vida y los ánimos.
De acuerdo con las ideas y teorías de la sociedad del siglo XIX, las discapacidades, además de causar infelicidad y límites, también causaban “tontera”. Tristana es el ejemplo que provee Galdós para exponer este tema. Aunque no tenía una educación formal, demuestra tener una habilidad muy grande para aprender. Su destreza es expuesta cuando aprende a pintar y dibujar con Horacio. Aunque no es exageradamente competente, demuestra aprender muy rápido. Además, Galdós explica que los pensamientos de Tristana eran muy avanzados para los de su época. Ella no creía en la institución del matrimonio, necesitaba ser libre e independiente. Ella primero discute este tema con Saturna y después con Horacio. Cuando discute el tema con Horacio, ella menciona otros temas como el de la maternidad y el derecho a tomar las decisiones sobre su cuerpo y a quien le pertenecen los hijos. Todas estas ideas demuestran la destreza, talento e inteligencia que Tristana posee como una mujer del siglo XIX. Ella posee algo que era considerado como exclusivo para el género masculino. No obstante, se enferma y le amputan la pierna. Cuando pasa esto el narrador de la novela la etiqueta como una inválida y una coja. Al navegar esta experiencia Tristana empieza a perder sus talentos. En una de las cartas que le manda a Horacio le confiesa qué se siente tonta, le dice: “No sé si por la congoja que siento, o efecto de la enfermedad, ello es que todas las ideas se me han escapado, como si se echaran a volar” (Capítulo XIX). Después, en el capítulo XXIV, ella vuelve a mencionar qué le hacen falta las ideas y se llama a sí misma “torpe”. Además de que las ideas se le comenzaron a escapar a Tristana, sus otras extremidades le comenzaron a fallar también. En el capítulo XXIII podemos ver cómo después de la cirugía, Tristana ya no podía escribirle cartas a Horacio porque le temblaban las manos. Es decir que la mente no solo le estaba fallando en cuanto a ideas, sino que también a la hora de poder controlar las otras extremidades. Se sugiere que la enfermedad ha causado que Tristana pierda la inteligencia y el control de sus manos. Deduzco que la sociedad de Tristana consideraba que las discapacidades tenían un impacto en las capacidades intelectuales y en el control sobre el cuerpo.
La novela también declara las expectativas que la sociedad tenía de las mujeres. Tristana le explica a Horacio lo que su madre le enseñó: “Pero mi pobre mamá no pensó más que en darme la educación insustancial de las niñas que aprenden para llevar un buen yerno a casa, a saber: un poco de piano, el indispensable barniz de francés, y qué sé yo...tonterías.” (Capítulo XIII). Tristana demuestra no tener interés en ser ama de casa o un “ángel del hogar” (Bordons 471). Horacio no sabía que una mujer era capaz de pensar tan alto de sí misma y tener tantas aspiraciones. Para un hombre del siglo XIX era difícil poder aceptar esto, a causa de que no esperaban mucho del género femenino, del mismo modo que hacían con las personas con discapacidades. Horacio pensó que en Tristana había encontrado una esposa, pero no fue así. Cada vez que hablaban del tema, Tristana le pedía que no la amarrara por medio de esa institución. Aunque Horacio aparentaba estar de acuerdo con ella, la verdad era que Tristana lo hacía sentirse pequeño en comparación. Esta comprensión del personaje nos revela una de las razones por qué la sociedad quería imponer limites sobre las mujeres, los hombres no se querían sentir inferiores al sexo femenino. Es por esta razón que usan las estrategias de la manipulación. En el principio de la novela, Don Lope fomenta pensamientos de conformidad sobre Tristana, la quería ahogar en su mundo para que nunca fuera más grande que él. Quería limitarla mentalmente como los hombres del siglo XIX hacían con las mujeres de ese tiempo. De esta inseguridad ni el mismo Galdós se escapa, como Teresa Burdons concluye: “Galdós se ha valido de un narrador efectivamente burlón, que en su burla encubre el sentimiento de inseguridad” (487).
Tristana menciona que las tres alternativas vitales para las mujeres eran el matrimonio, el teatro o la prostitución. Con estas pocas oportunidades, los hombres podían limitar al sexo femenino académicamente y mantenerlas sosegadas a un estatus menor que el del hombre. La institución del matrimonio era la más popular entre las tres limitaciones que la sociedad había creado para controlar a la mujer. Tener una esposa significaba hacerse con una propiedad, ser dueño de alguien, tener una esclava. Es más, Galdós se refiere a la mujer como una esclava once veces en la novela. Esta esclavitud también lo demuestra Galdós con la relación que Don Lope tenía con la protagonista. Él reconoce que es el dueño de Tristana y hasta le dice que se la merece después de haber pasado tantos apuros con sus padres (Capítulo XXII).
Además de ser esclavas y propiedad, también era importante que las mujeres fueran puras y vírgenes cuando llegaran al matrimonio. Pero nuestra protagonista era lo opuesto de esta visión. Don Lope la convirtió en otra más de sus conquistas y sus trofeos. La abusó sexualmente después de la muerte de sus padres. Este acto traumático le quitó el honor y la limitó como mujer, porque ningún hombre la querría así (Capítulo XXII). Don Lope también actuaba como el padre de Tristana, y se cambiaba de papel cuando le convenía. La controlaba como padre y como marido. Galdós nos quiere decir que la mujer siempre le pertenecía al hombre, pasaba de ser propiedad del padre a ser propiedad del marido. La única manera en que una mujer podría ser libre y vivir con buena reputación era si su marido se moría. Saturna es ejemplo de esto al igual que la tía de Horacio. Yo concluyo que las expectativas que la sociedad tenía sobre las mujeres y sus capacidades eran paralelas a las que también tenía sobre las personas con discapacidades. La sociedad no quería la participación de ambos grupos, porque no los creían capaces de aportar algo significativo a la comunidad. Sin embargo, una gran diferencia entre ambos grupos era que la mujer por lo menos tenía tres opciones de trabajo. Sin embargo, las personas con discapacidades muchas veces solo tenían uno, el de mendigar. Estas opciones limitadas ejemplifican una sociedad inmisericorde e ignorante.
Aparte de tener que depender de un hombre para tener un estatus social aceptable, las mujeres también dependían de los hombres económicamente. Las personas con discapacidades se encontraban en una situación similar. La única manera de sobrevivir para ellos era pedir limosna afuera de las iglesias. Dependían de la falsa misericordia de la sociedad y Galdós desarrolla esta idea aún más en su novela Misericordia. Sin embargo, en Tristana nos lo revela sutilmente cuando la protagonista dice: “Siempre seré como las mujeres lisiadas que piden limosna a la puerta de la iglesia” (Capítulo XXVII). Este era el único espacio en el que se les permitía a las personas con discapacidades ganarse un poco la vida. Aún así, no los dejaban entrar en la iglesia, sino que los limitaban al espacio fuera del edificio, a la puerta de la iglesia. Quizás porque miraban estas discapacidades como un escarmiento de Dios, por lo tanto, no consideraban que estos individuos eran dignos de entrar a un lugar santo. Aunque mendigar era el único trabajo que podían tener estas personas no era considerado un trabajo honrado. Cuando Tristana explica esta situación que le espera, podemos deducir que mendigar tenía una connotación negativa, porque lo dice conformándose a un futuro limitado. Sin embargo, sabemos que a causa del estatus social que Tristana posee por medio de Don Lope, es que ella puede evadir pedir limosna fuera de la iglesia.
La dependencia económica que Tristana tiene de Don Lope aumenta aún más por haber perdido una pierna. No puede salir de ese espacio sin la ayuda de otras personas como Don Lope o Horacio. Don Lope es el que paga todas las cuentas médicas, aunque Horacio también se ofrece a hacerlo. Ambos le compran un órgano y Horacio le paga clases con un instructor de música. Este acto ayuda a levantarle los ánimos, pero también causa que se quede en el espacio doméstico. Horacio también se ofrece a darle clases de arte. Sin embargo, ambos se lamentan de la situación en que se encuentra Tristana y sienten lástima. Esta lastima es la verdadera razón por la que Horacio quería ayudar a Tristana. Él tenía deseos de casarse con ella pre-amputación, pero después de la visita es obvio que esos deseos ya no existen en él. Para Horacio es fácil evadir el matrimonio con Tristana porque dice que Tristana no creía en la institución. Horacio le explica a Don Lope todas las diferencias que hay entre él y Tristana, separándose intelectualmente de su ex amada. Con esta explicación podemos ver las diferencias entre los sexos, Horacio dice que él es un hombre práctico que cree en la domesticidad de la mujer, pero a Tristana no le satisface esa vida. Termina llamándola una soñadora, devaluando sus ideas de emancipación, aunque reconoce en ella una mujer fuerte (Capítulo XXVI). Don Lope consiente a Tristana, porque sabe que al fin logró que fuera totalmente dependiente de él. Con inocultable satisfacción Don Lope dice: “Pues sí caballero… Ya sabe usted la desgracia de la niña. ¡Qué lástima! ¿verdad? con aquel talento con aquella gracias…! Es ya mujer inútil para siempre” (Capítulo XXVI). Sabe que en su sociedad ningún hombre la va a querer por la discapacidad. Sabe que no tiene a nadie más que a él. Tristana está amarrada a una silla, estancada en el espacio doméstico, a causa de los límites que representan la pérdida de su pierna. Es decir, la pérdida de su pierna representa la libertad de la mujer en su sociedad. Entonces, Galdós usa a la discapacidad como algo negativo en su novela. Él demuestra la opinión que la sociedad tenía hacia estas personas y los motivos que también tenían en dominar a la mujer.
Otro elemento que también contribuye a la dependencia que Tristana tenía con Don Lope eran los estándares de la belleza del siglo XIX. La novela comienza con una descripción superficial de Tristana y termina con una exposición similar. Al perder la pierna, Tristana deja de ser considerada una mujer bella. El hombre y la sociedad eran los promotores de esos estándares e influenciaron la autoestima de Tristana, quien termina ejemplificando a la mujer del siglo XIX. Después de la amputación el rostro de Tristana cambia, ella experimenta una metamorfosis invertida. Tristana se entera de que Horacio la quiere visitar por medio de una conversación que tiene con Saturna. Al enterarse de esto le pide un espejo a Saturna y dice: “Parezco la muerte... Estoy horrorosa…-echándose a llorar-. No me va a conocer. Pero ¿Ves? ¿Qué es este color qué tengo?” (Capítulo XXIV). Es así como el autor decide demostrar la percepción que la sociedad tenía en cuanto a los estándares de belleza y las personas con discapacidad.
Galdós también usa a Don Lope para exponer la idea de que una mujer discapacitada no podría casarse por amor. Lo demuestra por medio de dos conversaciones, una con Saturna y la otra con Horacio. Don Lope discute con Saturna la naturaleza del hombre cuando ella declara que Horacio está enamorado de Tristana. Pero Don Lope le transmite la idea que Horacio no puede hacer feliz a Tristana, confirmándolo en el mismo capítulo, cuando habla con Horacio después de su primer encuentro con Tristana. Don Lope conversa con Horacio y concluye que Horacio no quiso contraer matrimonio con ella porque ya no era una mujer completa. Explica que Tristana se apoya en muletas y por eso Horacio no puede sostener su promesa de matrimonio; aunque anteriormente le había dicho a Saturna que no le importaba “la pata coja” (Capítulo XXV). Con estas conversaciones, Galdós reitera la idea de que el amor en la discapacidad no puede existir (aunque en esa época las mujeres tampoco tenían garantizado el amor en el matrimonio, tuvieran una discapacidad o no). No obstante, al final de la novela Tristana y Don Lope se convierten oficialmente en marido y mujer. Pero el acto de convertirse en señora de Garrido no es de amor, sino de conformidad a las normas de domesticidad del siglo XIX (Bordons 476).
En este ensayo exploré la sociedad inmisericorde de Tristana. Expuse las similitudes entre las mujeres y las personas con discapacidades por medio de las experiencias de Tristana. Galdós usa esta novela para exponer las desventajas sociales y económicas que existían para el género femenino y los individuos con discapacidades en el siglo XIX. En conclusión, Tristana nos revela que la inseguridad de los hombres es la que provoca el atraso en el avance de la emancipación de la mujer y los derechos humanos de las personas con discapacidades. Tan ignorante era la perspectiva de la sociedad en Tristana que ni siquiera tenían una clasificación adecuada para las personas con discapacidades. Galdós expone el inadecuado e insensible lenguaje que usaban para referirse a una persona como Tristana, quien tuvo una amputación además de ser parte del género femenino. Hoy día, los términos utilizados por Galdós son considerados despectivos en el siglo XXI. El lenguaje que, como sociedad, usamos para referirnos a las personas con discapacidades ha evolucionado y Tristana es un ejemplo de cómo era en el pasado. Un ejemplo del avance para las personas con discapacidades es la película de Luis Buñuel en 1970 que adapta la novela de Tristana. Buñuel decide empoderar a Tristana cuando resalta su discapacidad, y no la proyecta como una víctima. Como bien señala Muñoz-Muriana, “Buñuel fabricates a narrative of the disabled female body as a metaphor of a society that opens new avenues, that conquers fields of power and that breaks with traditional norms from the past…” (495). Sin embargo, los términos, al igual que las normas actuales, todavía tienen el potencial de mejorar. En cuanto a la emancipación de la mujer, ha habido varios avances, el más notable es el voto y el aborto. Pero todavía existen desigualdades, las cuales han sido expuestas gracias al movimiento #MeToo. Deduzco que a pesar de los avances que hemos logrado, todavía nos falta mucho para alcanzar la equidad en la sociedad.