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Vigencias de don Benito: INTRODUCCIÓN

Vigencias de don Benito
INTRODUCCIÓN
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  1. PORTADA
  2. CONTRAPORTADA
  3. ÍNDICE
  4. INTRODUCCIÓN
  5. I MARGINALIDAD DE MARIANELA Y REPRESENTACIONES DE GÉNERO
    1. AMORES EN TIEMPOS DESIGUALES
    2. CRUELES NO SON, PERO MACHISTAS: LA REPRESENTACIÓN DE LA MASCULINIDAD Y FEMINIDAD EN MARIANELA Y TRISTANA
  6. II TRISTANA REVISITADA
    1. EL PREDADOR Y SU VÍCTIMA: EL INCESTO Y EL TRAUMA PSICOSEXUAL EN TRISTANA
    2. UNA SOCIEDAD INMISERICORDE: LA DISCAPACIDAD EN LA SOCIEDAD DE TRISTANA
  7. III CARAS DE LA MISERICORDIA
    1. LA CEGUERA DEL ALMA: SIN CARIDAD NO EXISTE MISERICORDIA
    2. LA FANTASÍA Y LA REALIDAD SON LA DOBLE CARA EN MISERICORDIA
  8. OBRAS CITADAS

INTRODUCCIÓN

VIGENCIAS DE DON BENITO

Cuentan las crónicas del XIX que, el día del entierro de Benito Pérez Galdós, un frío 5 de enero de 1920, entre la multitud que vino a despedirle se encontraban ciudadanos de todas las clases sociales. Tras el cortejo protocolario que servía de frontera de la oficialidad, como muro entre hombres y mujeres, clases acomodadas y humildes, cientos de mujeres acudieron a la capilla ardiente para dar su último adiós al escritor. Tanto Pedro Ortiz-Armengol como Joaquín Casalduero subrayaron el cariño de las lectoras, mujeres de toda extracción social. Cuanto la cultura oficialista (masculina, politizada hasta la náusea) concedió a regañadientes -si es que se dio por aludida-, fue suplido plenamente por el sincero afecto de aquellas cuya lectura en silencio era prácticamente desconocida por el patriarcado. Uno no puede sino conjeturar que fueron ellas, las mujeres, quienes mejor entendieron el secreto dolor, y genuino, de las Marianelas, Tristanas, Amparos, Fortunatas, Jacintas y Electras. Aunque Galdós nunca llegó a romper con el techo de cristal impuesto sobre la emancipación femenina o jamás llegó a patentar un triunfo absoluto de su soñada independencia, había en sus páginas un impulso compasivo y empático hacia la opresión de género que no pasó desapercibido.

Como no podía ser de otra manera, muy pronto la mezquindad estética e ideológica de España se cebó en don Benito. Los Unamuno, Baroja y Valle Inclán del 98, que tanto habían tomado prestado del novelista sin llegar a admitirlo, propiciaron una imagen caricaturesca del autor y su obra. Don Benito vino a ser conocido como “el garbancero”, contador de aquellas medianías del pueblo con olor a cocido (Alba Rico 13). Su realismo fue motejado por emergentes novelistas como ingenuo, simple, no sofisticado. Pese al afecto depositado por figuras del 27, como Federico García Lorca, Luis Cernuda, Max Aub, Rosa Chacel o María Zambrano, las vanguardias vendieron la imagen de Galdós como mueble viejo de un mundo literario periclitado, como prenda preñada de olor a cerrado y alcanfor. Muy siglo XIX y polvoriento. La puntilla, como no podía ser de otro modo, vino a darla el régimen franquista que, haciendo valer su represión y aprovechando la negligencia de un sector pasivo de las izquierdas (Alba Rico 14), nunca había olvidado la posición galdosiana como republicano, socialista, anticlerical y antifascista (Fuentes 21-31). Desde el exilio, los lectores galdosianos recordaban, a quien quisiera escuchar, que el gran autor canario había sido segundo solo tras figura de don Miguel de Cervantes. Sin embargo, dentro de España, aún en los compases de relativa apertura cultural del régimen, la seducción de la literatura venía desde el prestigio de lo foráneo y en traducción. Galdós prácticamente no existía, durmiendo una paciente espera de cenicienta literaria.

Con la transición y el ingreso en la democracia, la memoria del escritor retornó a cuentagotas. En las escuelas se comenzó a leer algunos de sus Episodios Nacionales (Trafalgar, Cádiz…) o alguna de sus novelas más accesibles (Marianela, Miau…). Con todo y con eso, cabe plantearse si se valoraba realmente la obra de Galdós. El rumor existía de que el autor había escrito una de las mayores obras de la literatura de la historia (Fortunata y Jacinta), pero ¿acaso alguien la leía? Galdós funcionaba como peaje de paso de la educación secundaria, de arqueológica fama, históricamente relevante sin ser realmente leído, confinado siempre al armario claustrofóbico del realismo decimonónico (entendido entonces como una praxis miope de ver la realidad y practica la literatura). Nadie enseñaba en las escuelas el papel de Galdós como superador de la estética realista más elemental: al menos yo y muchos de mi generación lo vivimos así. Nadie semejaba conectar su memoria con la Bernarda Alba de Lorca o las nivolas de Unamuno; nadie parecía recordar su dimensión trasatlántica, su brillo en las Américas; pensar en Galdós, como en Cervantes, en una clave no solo moderna, sino también posmoderna se antojaba como forzar la mano de un delirio quijotesco. Para los estudiantes de mi generación Galdós seguía siendo mueble, tocho, polvo en las estanterías, algo pesado que se decía importante, pero sin amor. Claro está que existía una corriente subterránea de apreciación real en las algunas aulas universitarias o en el rincón acérrimo de los críticos galdosianos, pero hasta qué punto esto resonaba fuera es difícil de decir.

Quizá, con el centenario de 2020, alguna puerta haya cedido. España volvió públicamente a hablar de Galdós, se rastrearon su biografía y personajes por las calles de Madrid o se le evocó con cariño cierto en su casa familiar en las Palmas de Gran Canarias. Biografías, novelas gráficas, podcasts compartían con el común de los mortales una verdad ya sabida, a saber, que con Galdós las letras españolas habían alcanzado una cima literaria casi sin precedentes. Cuando desde Lehman College se me ofreció la oportunidad de impartir por primera vez un curso monográfico graduado sobre el XIX y no lo dudé: era la hora de Galdós.

Durante un semestre, mis estudiantes de maestría y yo nos dimos a la lectura de tres novelas breves del autor (Marianela, Tristana y Misericordia) y discutimos sobre las distintas interpretaciones que se habían vertido sobre ellas. La elección de obras no era casual. Obedecía a mi interés por ofrecer un muestrario representativo de diversas etapas del escritor español (de las novelas de tesis a las espiritualistas), centradas en torno a un protagonismo de la mujer particularmente relevante en nuestros días y en nuestra comunidad, y con temas y motivos comunes que permitieran comparación y contraste entre los distintos títulos (la ceguera, la fantasía, la posible emancipación femenina, el otroísmo caritativo y la desigualdad social). A través del uso de Manifold y su utilísima herramienta de anotación social, fuimos dialogando con los textos y compartiendo lecturas e impresiones fructíferas. El grupo fue complementando la lectura del grupo con presentaciones de artículos críticos y teóricos. Finalmente, los estudiantes de la clase aportaron una mirada personal a los textos del curso a través de ensayos académicos. En un momento singular de nuestro tiempo, caracterizado por la distancia social motivada por el COVID-19, mis estudiantes y yo fuimos capaces de aglutinar un sentido de familia, y eso algo de lo que podemos sentirnos orgullosos y orgullosas.

En este pequeño volumen, el lector podrá disfrutar de las reflexiones de aquellas estudiantes, todas ellas finalmente mujeres, que estuvieron dispuestas a participar en el proyecto. Como aquellas lectoras de 1920 que acompañaron con afecto real al escritor en sus últimas horas, las autoras de este volumen ofrecen una lectura genuina, directa, fresca y franca de la vigencia de Galdós en nuestros días. Demuestran su cariño real por el autor y su obra. Para mí es un honor y un orgullo, darles paso en las páginas que siguen.

Con frecuencia, la escritura de artículos a final de curso se ve como un mero trámite. Quería, en esta ocasión, dar la palabra al grupo de manera social y efectiva, empoderar realmente su voz como legítima y válida, invitándoles a sentir que siempre han tenido algo importante que decir, que el campo de las letras no es un reducto solo apto para especialistas del ramo, profesores eruditos o eminencias de torres de marfil. Las autoras de este libro han demostrado con creces no solo que en las novelas galdosianas existe una mina en la que es posible generar miradas nuevas, sino que como estudiantes graduados contaban con lecturas valiosas y vigorosas, merecedoras de una oportunidad. Con su publicación en Manifold se certifica como certeza el enorme mérito del trabajo de nuestras estudiantes en Lehman College.

He optado por organizar el volumen en tres secciones fundamentales. En cada una de ellas se prioriza una novela galdosiana como centro de discusión. La primera parte gira fundamentalmente en torno a Marianela y a las representaciones de género que desde las novelas de tesis permea la reflexión galdosiana hasta desembocar en Tristana. Wendy Paniagua concentra su atención en la relación entre Pablo Penáguilas y su personal Lazarillo, Marianela. Observa la autora cómo en los términos de dicha relación se revelan los términos crueles de la desigualdad y la marginalidad impuesta por una sociedad realmente ciega y sin compasión. Por su parte, Yunilda Acevedo profundiza en el retrato de género que media entre las novelas de tesis y las contemporáneas. Con un pie en Marianela y otro en Tristana, Acevedo ofrece una comparativa de personajes que resulta reveladora de la evolución del psicologismo de género en Galdós. Entre los personajes femeninos, la autora presta atención a Florentina y a Tristana; entre los masculinos, atiende al binomio joven-viejo de Horacio y don Lope. El segundo bloque entra de lleno en nuevas lecturas de la novela Tristana. Yomahira Carrera analiza, con bisturí casi buñuelesco, la obra como fábula cautelar de incesto y trauma psicosexual. Por su parte, Caroll Rodríguez Ruiz, nuestra especialista en Disability Studies, pone en práctica su ángulo de estudio con un análisis crítico de los prejuicios decimónicos frente a la discapacidad que se observan en Tristana. Finalmente, en caras de la misericordia, María Suazo y Dayana Pimentel ofrecen una lectura personal de la novela homónima. Suazo retoma un ritornello de la escritura galdosiana como es el tema de la ceguera y lo imbrica con una reflexión del otroísmo y la fe. Por su parte, Pimentel reflexiona sobre la idea misma de realidad que preside en la novela y bucea en los diversos modos con los que Galdós problematiza la idea misma de un mundo objetivo, estable y predecible.

Desde aquí quisiera dar las gracias a todas las participantes por una labor excelente y sobre todo por la pasión e interés con el que exploraran y dieron vida a Galdós en el año de su centenario. No quisiera, además, perder la oportunidad de extender mi agradecimiento a Robin R. Miller, especialista en Tecnología de la Educación Abierta (Open Educational Technology Specialist), cuya ayuda y guía han sido absolutamente cruciales, tanto a la hora de crear nuestro curso en Manifold, como a la hora llevar este libro a cabo. Finalmente, quisiera extender mi agradecimiento a Edu Robsy por su generosa labor de edición y digitalización de textos galdosianos. Su encomiable trabajo agilizó enormemente la creación del portal sobre Galdós y el acceso de nuestros estudiantes a las novelas del autor. Sin la colaboración de todos ellos este pequeño volumen nunca habría sido posible. Detengo aquí mis palabras y dejo al lector que disfrute de las reflexiones agudas y personales de nuestras estudiantes graduadas de Lehman College.

Juan Jesús Payán

Lehman College, CUNY

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