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La de los Tristes Destinos: XXXVIII

La de los Tristes Destinos
XXXVIII
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  1. Portada
  2. Información
  3. I
  4. II
  5. III
  6. IV
  7. V
  8. VI
  9. VII
  10. VIII
  11. IX
  12. X
  13. XI
  14. XII
  15. XIII
  16. XIV
  17. XV
  18. XVI
  19. XVII
  20. XVIII
  21. XIX
  22. XX
  23. XXI
  24. XXII
  25. XXIII
  26. XXIV
  27. XXV
  28. XXVI
  29. XXVII
  30. XXVIII
  31. XXIX
  32. XXX
  33. XXXI
  34. XXXII
  35. XXXIII
  36. XXXIV
  37. XXXV
  38. XXXVI
  39. XXXVII
  40. XXXVIII
  41. Autor
  42. Otros textos
  43. CoverPage

XXXVIII

TERESA: (En una estancia del Hotel Ezcurra, despertando.) Pienso como tú. Vámonos hoy mismo. Aquí ya no hacemos nada. También Úrsula desea volver a su casa.

IBERO: (Saltando del lecho.) Démonos prisa; no perdamos el tren de hoy... A París, a París pronto... Como anoche te decía, voy contento. Toda ilusión de grandezas políticas y militares se me ha ido de la cabeza. Pero te tengo a ti; contigo me conformo; tú eres mi gloria y mi grandeza...

TERESA: (Vistiéndose muy a la ligera.) ¿Y qué me decías anoche de esa revolución que habéis hecho?

IBERO: Empecé a contarte... Pero tú no cesabas de reír y reír con la divertida historia de los Muñoces de Tarancón. ¿Quieres que hablemos otra vez de las fatigas que pasé por los malditos Muñoces?

TERESA: Ahora no: tengo que bañarme... tengo que avisar a Úrsula para que se vaya preparando... Nos vamos hoy. Yo estoy contenta. ¿Verdad que somos felices? No me canso de celebrar que rechazaras los cien duros que quiso darte el sinvergüenza de Tarfe.

IBERO: ¿Qué dinero tenemos? Paréceme que es muy poco. Yo me río contemplando la nada espléndida de nuestros bolsillos.

TERESA: Y yo... Con que tengamos para llegar a París, basta.

IBERO: París nos dirá: «Pobretones, venid a mi Reino...».

TERESA: Nos dirá: «Venid a mi Paraíso. Comeréis la fruta no prohibida de mi Industria y de mis Artes...». Iberillo, arréglate pronto. (Vase.)

IBERO: (Solo.) Sí que soy feliz. Cada cual obedece a sus propias revoluciones. Yo no tengo que poner los andamiajes de que habla Confusio para revocar un viejo caserón. Mi casa es una choza nueva y linda. En ella tengo mi Trono y mi Altar. En ella venero mis Instituciones.

TERESA: (En la estación.) Me dio mucha pena ver partir a la pobre doña Isabel.

IBERO: Doña Isabel no volverá, ni nosotros tampoco... Ella, destronada, sale huyendo de la Libertad, y hacia la Libertad corremos nosotros. A ella la despiden con lástima; a nosotros nadie nos despide; nos despedimos nosotros mismos diciéndonos: corred, jóvenes, en persecución de vuestros alegres destinos.

TERESA: (Meditabunda.) Huimos del pasado; huimos de una vieja respetable y gruñona que se llama doña Moral de los Aspavientos, viuda de don Decálogo Vinagre...

IBERO: (En Hendaya. Vuélvese hacia la orilla española del Bidasoa, y haciendo bocina con sus manos, grita:) Adiós, España con honra. Nos hemos muerto... Adiós; que te diviertas mucho. No te acuerdes de nosotros.

TERESA: (Gritando.) No te acuerdes... Nosotros te olvidamos.

IBERO: (Andando el tren.) Somos la España sin honra, y huimos, desaparecemos, pobres gotas perdidas en el torrente europeo.


Madrid, Enero a Mayo de 1907.

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