“Sección I” in “Defensa de las mujeres”
Defensa de las Mujeres
Benito Jerónimo Feijoo (Galicia, España, 1676-1764)
DISCURSO XVI: “DEFENSA DE LAS MUJERES”
1. En grave empeño me pongo. No es ya sólo un vulgo ignorante con quien entro en la contienda: defender a todas las mujeres, viene a ser lo mismo que ofender a casi todos los hombres: pues raro hay que no se interese en la precedencia de su sexo con desestimación del otro. A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa buena. En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en la limitación de sus entendimientos. Por esta razón, después de defenderlas con alguna brevedad sobre otros capítulos, discurriré más largamente sobre su aptitud para todo género [326][1] de ciencias, y conocimientos sublimes.
2. El falso Profeta Mahoma, en aquel mal plantado paraíso, que destinó para sus secuaces, les negó la entrada a las mujeres, limitando su felicidad al deleite de ver desde afuera la gloria, que habían de poseer dentro los hombres. […].
3. Pero parece que no se aleja mucho de quien les niega la bienaventuranza a las mujeres en la otra vida, el que les niega casi todo el mérito en esta. Frecuentísimamente los más torpes del vulgo representan en aquel sexo una horrible sentina de vicios, como si los hombres fueran los únicos depositarios de las virtudes. Es verdad que hallan a favor de este pensamiento muy fuertes inventivas en infinitos libros: en tanto grado, que uno, u otro apenas quieren aprobar ni una sola [mujer] por buena […].
4. No niego los vicios de muchas. ¡Mas ay! Si se aclarara la genealogía de sus desórdenes, ¡cómo se hallaría tener su primer origen en el porfiado impulso de individuos de nuestro sexo […]!
7. Ya oigo contra nuestro asunto aquella proposición de mucho ruido, y de ninguna verdad, que las mujeres son causa de todos los males. En cuya comprobación hasta los ínfimos de la plebe inculcan a cada paso que la Cava indujo la pérdida de España, y Eva la de todo el mundo.
8. Pero el primer ejemplo absolutamente es falso. El Conde D. Julián fue quien trajo los Moros a España, sin que su hija se lo persuadiese, quien no hizo más que manifestar al padre su afrenta. […].
9. El segundo ejemplo, si prueba que las mujeres en común son peores que los hombres, prueba del mismo modo que los Ángeles en común son peores que las mujeres: porque como Adán fue inducido a pecar por una mujer, la mujer fue inducida por un Ángel.[2] No está hasta ahora decidido quién pecó más gravemente, si Adán, si Eva; porque los Padres están divididos.[…]
10. Pasando de lo moral a lo físico, que es más de nuestro intento, la preferencia del sexo robusto [329] sobre el delicado, se tiene por pleito vencido, en tanto grado, que muchos no dudan en llamar a la hembra animal imperfecto, y aun monstruoso, asegurando que el designio de la naturaleza en la obra de la generación siempre pretende varón; y sólo por error, o defecto, ya de la materia, ya de la facultad, produce hembra.
11. ¡Oh admirables físicos! Seguirase de aquí que la naturaleza intenta su propia ruina; pues no puede conservarse la especie sin la concurrencia de ambos sexos. Seguirase también que tiene más errores que aciertos la naturaleza humana en aquella principalísima obra suya; siendo cierto que produce más mujeres que hombres.
12. Bien sé que hubo Autor que se tragó tan grave absurdo, por mantener su declarada ojeriza contra el otro sexo. Este fue Almerico, Doctor Parisiense del siglo duodécimo: el cual, entre otros errores, dijo, que durando el estado de la inocencia, todos los individuos de nuestra especie serían varones, y que Dios los había de criar inmediatamente por sí mismo, como había criado a Adán.
13. Fue Almarico ciego secuaz de Aristóteles, de modo que todos, o casi todos sus errores fueron consecuencias que tiró de doctrinas de aquel Filósofo. Viendo, pues, que Aristóteles, no en una parte sola de sus obras da a entender que la hembra es animal defectuoso, y su generación accidental, y fuera del intento de la naturaleza, de aquí infirió que no habría mujeres en el estado de la inocencia. […]
16. De el mismo error físico, que condena a la mujer por animal imperfecto, nació otro error teológico, […] cuyos Autores decían que en la Resurrección Universal esta obra imperfecta se ha de perfeccionar, pasando todas las mujeres al sexo varonil; como que la gracia ha de concluir entonces la obra que dejó sólo empezada la naturaleza. [331] […]
17. [E]n nuestro asunto todo es falso: que la naturaleza intenta siempre varón, que su operación bastardea en la mujer; y mucho más, que este yerro se ha de enmendar en la Resurrección Universal.
[Nota: Feijoo pasa a refutar la tesis de Zacuto Lusitano según la cual los hombres se caracterizan por la robustez, la constancia y la prudencia, y las mujeres por la hermosura, docilidad y la sencillez]
Se inserta en corchetes la paginación la publicación original. Para una consulta del texto completo, léase https://www.filosofia.org/bjf/bjft116.htm. ↑
Se refiere al diablo. ↑
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