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Cantar de Mío Cid: Shrine20230806 22480 R06ouf

Cantar de Mío Cid
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Cantar de Mío Cid

Anónimo

Acto o cantar primero

Narra las hazañas del Cid como prototipo de nobleza heroica


1

El Cid sale de Vivar para el destierro


Narrador

De los sus ojos tan          fuertemente llorando,

Tornaba la cabeza          y estábalos catando.

Vio puertas abiertas          y postigos sin candados,

Alcándaras vacías,          sin pieles y sin mantos,

Y sin halcones          y sin azores mudados.

 5

Suspiró mío Cid          pues tenía muy grandes cuidados.

Habló mío Cid,          bien y tan mesurado:


Cid

-¡Gracias a ti, señor padre,          que estás en alto!

-¡Esto me han vuelto          mis enemigos malos!


2

El Cid ve agüeros en la salida


Narrador

Allí piensan aguijar,          allí sueltan las riendas.

 10

A la salida de Vivar,          tuvieron la corneja diestra,

Y, entrando en Burgos,          tuviéronla siniestra.

Meció mío Cid los hombros          y movió la cabeza:


Cid

-¡Albricias, Álvar Fáñez,          que echados somos de tierra!


3

Entrada desoladora en Burgos


Narrador

Mío Cid Ruy Díaz          por Burgos entraba,

 15

En su compañía,          sesenta pendones llevaba.

Salíanlo a ver          mujeres y varones,2

Burgueses y burguesas          por las ventanas son,

Llorando de los ojos,          ¡tanto sentían el dolor!

De las sus bocas,          todos decían una razón:


Burgaleses

¡Dios, qué buen vasallo,          si tuviese buen señor!

 20


……………………………….

Acto o cantar segundo

………..

95

Se entabla la batalla. Yusuf es derrotado. Captura de un rico botín. El Cid dota a las dueñas y reserva la tienda de Yusuf para el rey Alfonso


Narrador

Por las torres de Valencia,          salidos son todos armados;

Mío Cid a los sus vasallos          tan bien los va aconsejando;

Dejan en las puertas          hombres de gran recaudo.

Dio salto mío Cid          sobre Babieca el su caballo;

De todas las guarniciones,          muy bien está preparado.

 1715

La enseña sacan fuera,          de Valencia dieron salto;

Cuatro mil menos treinta          con mío Cid van a cabo;

A los cincuenta mil,          vanlos a herir de grado;

Álvar Álvarez y Minaya Álvar Fáñez          entráronles del otro cabo;19

 1720

Plugo al Criador          y pudieron derrotarlos.

Mío Cid rompió la lanza,          a la espada metió mano;

A tantos moros mata          que no fueron contados;

Por el codo abajo          la sangre destellando.

Al rey Yusuf,          tres golpes le hubo dado;

 1725

Saliósele de su espada,          que le anduvo mucho el caballo;

Metiósele en Cullera,          un castillo palaciano;

Mío Cid el de Vivar          hasta allí en alcance ha llegado;

Con otros que le siguen          de sus buenos vasallos.

El que en buena hora nació          desde allí se ha tornado;

 1730

Muy alegre estaba          de lo que han ganado;

Allí preció a Babieca          de la cabeza hasta el cabo.

Toda esta ganancia          en su mano ha quedado.

Los cincuenta mil          por cuenta fueron notados;

No escaparon          más de ciento cuatro.

 1735

Las mesnadas de mío Cid          robado han el campo;

Entre oro y plata          hallaron tres mil marcos;

De las otras ganancias,          no había recaudo.

Alegre estaba mío Cid          y todos sus vasallos,

Que Dios les hubo merced          que vencieron el campo.

 1740

Cuando al rey de Marruecos          así lo han derrotado,

Dejó a Álvar Fáñez          para saber todo recaudo.

Con cien caballeros          a Valencia ha entrado;

Fruncida trae la cara,          que estaba desarmado;

Así entró sobre Babieca,          la espada en la mano.

 1745

Recibíanlo las dueñas,          que lo están esperando;

Mío Cid se hincó ante ellas,          tuvo la rienda al caballo:


Cid

A vos me humillo, dueñas,          gran prez os he ganado;

Vos teniendo Valencia          y yo vencí en el campo.

Esto Dios lo quiso          con todos los sus santos,

 1750

Cuando, en vuestra venida,          tal ganancia nos ha dado.

¿Veis la espada sangrienta          y sudando el caballo?

De esta manera se vencen          los moros en el campo.

Rogando al Criador          que os viva algún año,

Conseguiréis prez          y besarán vuestras manos.

 1755


Narrador

Esto dijo mío Cid          bajando del caballo.

Cuando le vieron de pie,          que había descabalgado,

Las dueñas y las hijas          y la mujer que vale algo

Delante del Campeador          los hinojos hincaron:


Jimena

¡Estamos a vuestra merced          y viváis muchos años!

 1760


Narrador

Juntamente con él          entraron al palacio

E iban a posar con él          en unos preciosos escaños.


Cid

Ya, mujer doña Jimena,          ¿no me lo habíais rogado?

Estas dueñas que trajisteis,          que os sirven tanto,

Quiero casarlas          con estos mis vasallos;

 1765

A cada una de ellas,          les doy de plata doscientos marcos;

Que lo sepan en Castilla,          a quién sirvieron tanto.

Lo de vuestras hijas          se tratará más despacio.


Narrador

Levantáronse todas          y le besaron las manos;

Grande fue la alegría          que hubo en el palacio;

 1770

Como lo dijo el Cid,          así lo han acabado.

Minaya Álvar Fáñez          fuera estaba en el campo

Con todas estas gentes          escribiendo y contando;

Entre tiendas y armas          y vestidos preciados,

Tanto hallan de esto          que es muy extremado.

 1775

Os quiero decir          lo que es más granado:

No pudieron ellos saber          la cuenta de todos los caballos

Que andan descarriados          y no hay quien pueda tomarlos;

Los moros de las tierras          allí se han ganado algo.

A pesar de todo esto,          al Campeador contado,

 1780

De los buenos y otorgados,          cayéronle mil quinientos caballos;

Cuando a mío Cid          cayeron tantos,

Los otros bien pueden          quedar pagados.20

¡Tanta tienda preciada          y tanto tendal labrado

Que ha ganado mío Cid          con todos sus vasallos!

La tienda del rey de Marruecos,          que de las otras es cabo,

 1785

Dos tendales la sufren,          con oro son labrados;

Mandó mío Cid Ruy Díaz,          que hincada estuviese la tienda en el campo

Y no la quitase          de allí cristiano.


Cid

Tal tienda como ésta,          que de Marruecos ha pasado,

Enviarla quiero          a Alfonso el castellano,

 1790

Que creyese sus nuevas          de mío Cid que tenía algo.


Narrador

Con estas riquezas tantas          a Valencia han entrado.

El obispo don Jerónimo,          caboso coronado,

Cuando está harto de lidiar          con ambas las sus manos,

No tiene en cuenta          los moros que ha matado;

 1795

Lo que le caía a él          era muy sobejano.

Mío Cid don Rodrigo,          el Campeador contado,

De toda la su quinta,          el diezmo le ha mandado.


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