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"Romance de Florinda la Cava y el rey don Rodrigo": Shrine20230806 22480 1uxbviv

"Romance de Florinda la Cava y el rey don Rodrigo"
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Romance del rey don Rodrigo

Los vientos eran contrarios,

la luna estaba crecida,

los peces daban gemidos

por el mal tiempo que hacía,

cuando el buen rey don Rodrigo

 5

junto a la Cava dormía,

dentro de una rica tienda

de oro bien guarnecida.

Trescientas cuerdas de plata

que la tienda sostenían;

 10

dentro había cien doncellas

vestidas a maravilla:

las cincuenta están tañendo

con muy extraña armonía.

las cincuenta están cantando

 15

con muy dulce melodía.

Allí habló una doncella

que Fortuna se decía:

-Si duermes, rey don Rodrigo,

despierta por cortesía.

 20

y verás tus malos hados,

tu peor postrimería,

y verás tus gentes muertas,

y tu batalla rompida,

y tus villas y ciudades

 25

destruidas en un día,

tus castillos fortalezas

otro señor los regía.

Si me pides quién lo ha hecho,

yo muy bien te lo diría:

 30

ese conde don Julián

por amores de su hija,

porque se la deshonraste

y más de ella no tenía

juramento viene echando

 35

que te ha de costar la vida.

Despertó muy congojado

con aquella voz que oía;

con cara triste y penosa

de esta suerte respondía:

 40

-Mercedes a ti, Fortuna,

de esta tu mensajería.

Estando en esto ha llegado

uno que nueva traía

cómo el conde don Julián

 45

las tierras le destruía.





Romance del rey don Rodrigo

Las huestes de don Rodrigo

desmayaban y huían,

cuando en la octava batalla

sus enemigos vencían.

Rodrigo deja sus tiendas

 5

y del real se salía;

solo va el desventurado,

que no lleva compañía,

el caballo de cansado

ya mudar no se podía,

 10

camina por donde quiere,

que no le estorba la vía.

El rey va tan desmayado

que sentido no tenía;

muerto va de sed y hambre

 15

que de verle era mancilla,

iba tan tinto de sangre

que una brasa parecía.

Las armas lleva abolladas,

que eran de gran pedrería,

 20

la espada lleva hecha sierra

de los golpes que tenía,

el almete, de abollado,

en la cabeza se le hundía,

la cara lleva hinchada

 25

del trabajo que sufría.

Subióse encima de un cerro,

el más alto que veía;

desde allí mira su gente

cómo iba de vencida;

 30

de allí mira sus banderas

y estandartes que tenía,

cómo están todos pisados

que la tierra los cubría;

mira por los capitanes,

 35

que ninguno parecía;

mira el campo tinto en sangre,

la cual arroyos corría.

El triste, de ver aquesto,

gran mancilla en sí tenía;

 40

llorando de los sus ojos

de esta manera decía:

-Ayer era rey de España,

hoy no lo soy de una villa;

ayer villas y castillos,

 45

hoy ninguno poseía;

ayer tenía criados

y gente que me servía,

hoy no tengo una almena

que pueda decir que es mía.

 50

¡Desdichada fue la hora,

desdichado fue aquel día

en que nací y heredé

la tan grande señoría,

pues lo había de perder

 55

todo junto y en un día!

¡Oh muerte!, ¿por qué no vienes

y llevas esta alma mía

de aqueste cuerpo mezquino,

pues se te agradecería?

Fuente: https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/romancero-viejo--0/html/fedb667c-82b1-11df-acc7-002185ce6064_32.html

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