Skip to main content

Contexto Histórico: Siglo XIX en América Latina: Shrine20230208 14325 1ys86bc

Contexto Histórico: Siglo XIX en América Latina
Shrine20230208 14325 1ys86bc
    • Notifications
    • Privacy
  • Project HomeHispanic Cultures II: 1810-present
  • Projects
  • Learn more about Manifold

Notes

Show the following:

  • Annotations
  • Resources
Search within:

Adjust appearance:

  • font
    Font style
  • color scheme
  • Margins
table of contents
This text does not have a table of contents.

Contexto histórico: Hispanoamérica siglo XIX

En la historia hispanoamericana del siglo XIX se distinguen, con mayores o menores diferencias locales, cuatro momentos importantes:

  1. las guerras de independencia (1810-1825),
  2. las guerras civiles (1825-1850),
  3. el surgimiento del orden liberal (1850-1880) y
  4. su apogeo (1880-1914).

Las guerras de independencia dejaron, junto con la ruptura de las estructuras coloniales, transformaciones profundas de los sistemas mercantiles y una militarización que obligó al poder a compartirlo con grupos que hasta ese momento habían sido ajenos a él. Criollos, mulatos, mestizos, gauchos, negros y llaneros, indios y blancos de la clase baja urbana se mezclaron en los ejércitos de la independencia. En el período postrevolucionario encontraron expresión tensiones económicas, raciales y regionales que habían sido reprimidas durante más de dos siglos bajo el rígido sistema de clases y castas de la colonia española.

Para las élites portuarias exportadoras de la post-independencia, empobrecidas por la sangría económica que habían significado el pago de la guerra y la manutención de los ejércitos, la tarea urgente era normalizar la vida política para restaurar la estructura productiva de la que dependía el desarrollo económico. Pero al abrirse Hispanoamérica al sistema mercantil de libre cambio, estas élites representaban intereses que, al competir entre sí en los nuevos mercados, hacían más difíciles las organizaciones nacionales y mucho más la unidad continental que reclamaba Bolívar en el Congreso de Panamá de 1826. 

A esta competencia internacional se sumaba la competencia entre las élites urbanas y portuarias y las élites rurales. Empobrecidas por los gastos de guerra, las clases urbanas se vieron obligadas a compartir el poder económico con las élites rurales, que proveían los soldados para los ejércitos. Al mismo tiempo que adquirieron más poder, los grupos y clases regionales y rurales defendían su espacio comercial invadido o amenazado por la gran cantidad de productos extranjeros con los que las industrias y artesanías locales no podían competir. Esas importaciones enriquecían a las burguesías portuarias vinculadas al comercio internacional. En esta lucha entre miembros diferentes de una misma clase, las élites rurales tendían a asociarse con el tradicionalismo del partido conservador, mientras que las élites urbanas y portuarias apoyaban el librecambismo internacional de los liberales. El enfrentamiento entre conservadores--a veces monárquicos, federales, rojos o federalistas--y liberales, unitarios, blancos o centralistas se repitió a lo largo del continente en guerras civiles desde México a la Argentina.

La tendencia de los militares surgidos de la independencia a imponer su autoridad, con violencia si era necesario, creó un estado de anarquía en el que los caudillos y líderes militares de distintas regiones asumían arbitrariamente el poder. Estos líderes frecuentemente le dieron organización a sus regiones. José Páez unificó la república de Venezuela y fue su presidente. El general Andrés de Santa Cruz, oficial de Bolívar, proclamó la Federación Peruano-Boliviana. Francisco Morazán gobernó la República Federal de Centroamérica. Antonio de Santa Anna se hizo presidente de México, Fructuoso Rivera y Manuel Oribe fueron presidentes de Uruguay y Juan Manuel de Rosas impuso su poder en la Argentina desde la gobernación de Buenos Aires. Pero estos caudillos o caciques liberales o conservadores, federales o unitarios que usaban a las clases bajas, a los criollos, indios, mestizos, negros y mulatos que pelearon en las guerras de independencia, no compartieron el poder con las clases bajas. Los conservadores trataron de comenzar el período independiente con los menos cambios posibles; frecuentemente se oponían a la derogación de leyes como la del mayorazgo (la herencia total de la propiedad por el primogénito), a la eliminación del tributo indígena o a la abolición de la esclavitud. Los liberales por su lado buscaban derogar esas leyes, ofreciendo a las clases bajas lo que para los conservadores eran peligrosas expectativas de cambio social. En realidad buscaban crear grandes mercados de mano de obra libre y barata en sus países. La iglesia era la piedra de choque entre los dos grupos. Los liberales, mayormente laicos, proponían la liberación de las grandes propiedades eclesiásticas y de las tierras indígenas. Según ellos la oferta de la tierra debía crear una nueva clase media de pequeños propietarios rurales. En la práctica, como en la España de la Desamortización de mediados de siglo, esto nunca se hizo realidad. Las historias de México, Argentina, Colombia, Perú y Cuba son buenos ejemplos de procesos que, con diferencias regionales, se dieron en casi toda Hispanoamérica.

Annotate

SEMANAS 3 & 4 : El romanticismo y la formación de las identidades nacionales
Powered by Manifold Scholarship. Learn more at
Opens in new tab or windowmanifoldapp.org